Desde Quillota, el artista analiza la contingencia, la postergación de la Teletón, la protesta de Mon Laferte en los Grammy y el renacer de sus himnos.
En el último mes desde el estallido social, canciones simbólicas han sido coreadas por las multitudes que se manifiestan en las calles del país. Una de ellas es «El derecho de vivir en paz», de Victor Jara. La otra, «El baile de los que sobran», de Los Prisioneros, compuesta por Jorge González en 1986. El autor observó el renacer de uno de sus mayores himnos desde Quillota, donde estuvo viviendo seis meses para someterse a un tratamiento de oxigenación hiperbárica que tuvo positivos efectos en su salud, luego del infarto cerebral que sufrió en 2015.
González está sentado en el sillón del living de su casa, un departamento pequeño, acogedoramente decorado. Mientras toma mate, saluda con alegría y cordialidad. Viste un pantalón de buzo azul y polera negra. Tiene encendida la TV y en la pantalla se proyecta la carátula del álbum Love for sale, del jazzista estadounidense Dexter Gordon. «Me gusta bastante (el jazz), antes me cargaba, no le encontraba onda», cuenta, mientras su gata «Ru» se pasea por la habitación.
-¿Cómo fue el tratamiento de la cámara hiperbárica?
-Muy intenso, pero me ha significado mucha mejora. Estoy muy contento, por eso vine a Quillota. Además, la gente de acá es muy linda, siempre lo ha sido.
-En algún momento se rehabilitó en la Teletón, que fue postergada a causa del estallido social. ¿Qué le parece?
-Me parece que es un síntoma de que hay cosas más importantes, como salir a protestar. No queremos limosnas, queremos justicia. La Teletón es algo muy lindo, pero es una limosna y eso es ofensivo.
-En 2002 tocó con Los Prisioneros en el cierre de la Teletón y cantaron «Quieren dinero». ¿Cómo ve hoy ese momento?
-Sí, me acuerdo, fue muy bonito, una buena actuación en realidad. Fue valiente.
-¿Cómo cree que el gobierno ha tratado el estallido social?
-¡Pésimo! Con violencia, mandando a matar gente, es horrible y sanguinario que disparen a la cara, muy feo.
-¿Cuál es su opinión sobre el presidente de Chile?
-Piñera es un asesino, debe renunciar.
-¿Cree que «El baile…» es la canción indicada para el estallido social? ¿Hubiera escogido otra?
-No lo creo yo, lo cree la gente que sale a la calle a manifestarse.
-¿Qué le diría a todos ellos?
-Que sigan cantando y luchando. Me gusta. Me pone muy contento que haya toda esa unión ciudadana.
-En Temuco fueron derribadas estatuas de próceres, una de ellas decapitada y colgada en la mano de la estatua de Caupolicán. ¿Qué opina de eso?
-La verdad es que no he visto nada de eso, pero me parece que si la gente quiere refundar Chile, que lo refunde. Que ponga sus propios símbolos.
-¿Le gustaría por ejemplo cambiar el escudo nacional?
-Me gustaría que salga Pikachú y el perro Matapacos en el escudo. La gente cree que el perro Matapacos cantó en «El baile de los que sobran» pero no, es un perro que se llamaba Néstor. Era de mi mamá, pero era muy quebrado, por eso no lo llamamos más a tocar (se ríe).
-Y en esta refundación de Chile, ¿cambiaría el lema del escudo?
-Sí, lo cambiaría por «Ni por la razón, ni por la fuerza».
-Como el disco de Los Prisioneros.
-Sí, sería bueno. Aunque también podría decir ‘la izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas’.
-Hace unos días, Mon Laferte protestó en los premios Grammy Latinos. ¿Qué le pareció su gesto?
-Yo era un fan de Mon Laferte, ahora soy más fan. La encuentro muy valiente, porque tiene mucho que perder al ser una cantante pop, podría ser más careta, pero es «del palo». Me siento muy orgulloso.
-Hay gente que la ha criticado, incluso físicamente. Quizás no supieron leer lo que hizo.
-Entonces que vayan a leer la guía telefónica.
-Se hizo un mural en la que fue su casa en San Miguel, ¿qué le pareció?
-Muy lindo, me enorgullece.
-¿Cómo le gustaría que la gente lo recuerde?
-No he pensado en eso en realidad… como una camiseta (se ríe).
-¿Una camiseta como las que tienen la foto de Don Ramón?
-Sí, por ejemplo (ríe nuevamente).